
Utilizando la flota de cinco naves espaciales
THEMIS, de la
NASA, los investigadores descubrieron a principios de
agosto 2010 un fenómeno relacionado con el tiempo en el espacio que tiene la potencia de un terremoto y desempeña un papel importante en el proceso de hacer resplandecer las auroras boreales. Lo llaman "
temblor espacial". Un temblor espacial es un temblor que tiene lugar en el campo magnético de la
Tierra. Se puede detectar principalmente en la órbita terrestre, pero no se limita al espacio exterior. Los efectos pueden incluso alcanzar la superficie de la
Tierra.
"Se han detectado reverberaciones magnéticas
en estaciones terrestres de todo el mundo, de una manera similar en la cual los detectores sísmicos registran un gran terremoto", dice el investigador que lidera el proyecto
THEMIS,
Vassilis Angelopoulos, de la
Universidad de California en Los Ángeles (
UCLA, por su sigla en idioma inglés). Ésta es una buena analogía porque
"la energía total de un temblor espacial puede compararse con la de un terremoto de magnitud 5 ó 6", según
Evgeny Panov, del
Instituto de Invesgitación Espacial, en
Austria.
Panov es uno de los autores principales de un artículo de investigación que anunció estos resultados en la edición de
abril de 2010 de
Geophysical Research Letters (
Cartas de Investigación en Geofísica o GRL, por su sigla en idioma inglés). En el año
2007, el proyecto
THEMIS descubrió los precursores de los temblores espaciales. El fenómeno comienza en la cola del campo magnético de la
Tierra, la cual es estirada, como si fuera una manga de aire, por el viento solar que se mueve a millones de kilómetros por hora. En ocasiones, la cola puede estirarse tanto y someterse a una tensión tan grande, que cuando recobra su forma original lo hace súbitamente, como una banda elástica que experimenta una torsión excesiva.

El plasma del viento solar atrapado en la cola se precipita hacia la
Tierra. En más de un evento, las cinco naves del proyecto
THEMIS se encontraron en la línea de fuego cuando uno de estos
"chorros de plasma" barrió la región. Claramente, los chorros iban a hacer contacto con la
Tierra. ¿Qué ocurriría entonces? Para averiguarlo, la flota de naves espaciales se desplazó más cerca de nuestro planeta.
"Ahora lo sabemos", dice
David Sibeck, el científico que es integrante del proyecto
THEMIS, en el
Centro Goddard para Vuelos Espaciales.
"Los chorros de plasma causan temblores espaciales". Según el proyecto
THEMIS,

los chorros se estrellan contra el campo geomagnético a aproximadamente
30.000 km por encima del ecuador de la
Tierra. El impacto causa un proceso de rebote, en el cual el plasma de hecho rebota hacia arriba y hacia abajo, siguiendo el campo magnético que está reverberando. Los investigadores lo llaman
"repulsión repetitiva de flujo". Es parecido a una pelota de tenis que rebota hacia arriba y hacia abajo sobre un piso alfombrado. El primer rebote es grande, y los rebotes sucesivos son de amplitud decreciente debido a que la energía se disipa en la alfombra.
"Durante mucho tiempo, hemos sospechado que algo de esta naturaleza estaba ocurriendo", dice
Sibeck. "Sin embargo, al observar el proceso in situ, el proyecto THEMIS ha descubierto algo nuevo y sorprendente". Lo sorprendente de esto son los vórtices de plasma, enormes bucles de gas magnetizado tan grandes como la
Tierra misma, que se forman alrededor de la región donde el campo magnético está siendo sacudido.
"Cuando los chorros de plasma golpean la magnetósfera interna, aparecen y desaparecen vórtices que giran en direcciones opuestas a ambos lados del chorro de plasma", explica
Rumi Nakamura, del
Instituto de Investigación Espacial, quien es uno de los co–autores del estudio.
"Creemos que estos vórtices pueden generar corrientes eléctricas sustanciales en el ambiente cercano a la Tierra". Si actuaran en conjunto, los vórtices y los temblores espaciales podrían tener un efecto apreciable sobre la
Tierra. Las colas de los vórtices podrían dirigir partículas hacia la atmósfera terrestre, haciendo resplandecer auroras y creando ondas de ionización que interfieren en las comunicaciones por radio y en el
GPS (
Global Positioning System o Sistema de Posicionamiento Global, en idioma español). Al arrastar campos magnéticos superficiales, los temblores espaciales generan corrientes eléctricas en el piso sobre el que caminamos. Las sobrecargas de corriente en el suelo pueden tener profundas consecuencias ya que, en casos extremos, pueden deshabilitar redes de energía en áreas muy extensas. Después de que el proyecto
THEMIS descubrió los chorros y los temblores,
Joachim Bim, del
Laboratorio Nacional de Los Álamos, en
Nuevo México, llevó a cabo una simulación por computadora del proceso de rebote. Y quién lo diría, los vórtices aparecieron de acuerdo con lo establecido por las mediciones del proyecto
THEMIS. Además, las simulaciones sugieren que el proceso de rebote puede ser observado desde la superficie de la
Tierra, en forma de ondulaciones y remolinos que aparecen en las auroras. Las estaciones en la
Tierra informan precisamente sobre un fenómeno parecido.
"Aunque es un proceso complicado, todo concuerda", dice
Sibeck. El trabajo aún no está terminado.
"Todavía tenemos mucho que aprender", agrega.
"¿Cuán grandes pueden ser los temblores espaciales? ¿Cuántos vórtices pueden girar en torno a la Tierra en un momento dado —y cómo interaccionan entre sí?". Desde luego da miedo saber todo esto, pero obviamente es necesario saberlo. Por otro lado , sabiendo esto pueden encontrarse algunas explicaciones a algunos de los fenómenos extraños en el cielo que hemos podido observar en varias partes del mundo desde finales del año pasado y que atribuímos a fenómenos ovni. Incluso , me atrevería a decir, que entre esto y las
"Tormentas Solares" , no es de extrañar que la naturaleza de la
Tierra se manifieste tan salvajemente como lo esta haciendo en los últimos años con Tsunamis, terremotos, inundaciones, tifones etc etc La
Tierra está cambiando, esta mutando. Y por consiguiente nosotros también lo haremos... si sobrevivimos a todo ello.

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